J. L. Borges

Jorge Luis Borges (1899-1986) es uno de los escritores más importantes de Hispanoamérica y uno de los más difíciles de entender. Su literatura está muy vinculada a la disciplina de la Filosofía.
El gran tema de Borges es la existencia del hombre utilizando una fuerte simbología: los laberintos, los espacios, los libros, la biblioteca, los espejos, los tigres o el ajedrez. Este último es utilizado por el escritor para representar el paso del tiempo.
No escribió ninguna novela, pero sí cuentos, poesías y ensayos. Para Jorge Luis Borges la lectura era mucho más importante que la escritura. Según el escritor, lo que importaba no era leer, sino releer: "nunca entramos en el mismo río dos veces". La función del lector es superior a la del autor porque el lector enriquece el libro.
"Los enigmas", El otro, el mismo
Yo soy el que ahora está cantando
seré mañana el misterio, el muerto,
el morador de un mágico y desierto
orbe sin antes ni después ni cuándo.
Así afirma la mística. Me creo
indigno del Infierno o de la Gloria,
pero nada predigo. Nuestra historia
cambia con las formas de Proteo.
¿Qué errante laberinto, qué blancura
ciega de resplandor será mi suerte,
cuando me entregue el fin de esta aventura
la curiosa experiencia de la muerte?
Quiero beber su cristalino Olvido,
ser para siempre; pero no haber sido.
"Ajedrez", El hacedor
En su grave rincón, los jugadores
rigen las lentas piezas. El tablero
los demora hasta el alba en su severo
ámbito en que se odian dos colores.
Adentro irradian mágicos rigores
las formas: torre homérica, ligero
caballo, armada reina, rey postrero,
oblicuo alfil y peones agresores.
Cuando los jugadores se hayan ido,
cuando el tiempo los haya consumido,
ciertamente no habrá cesado el rito.
En el Oriente se encendió esta guerra
cuyo anfiteatro es hoy toda la tierra.
Como el otro, este juego es infinito.